La educación superior chilena muestra una paradoja interesante. Por una parte, representa uno de los sistemas educativos con mayor capitalismo académico, debiendo las instituciones competir por estudiantes, profesores, investigadores, fondos de investigación, entre otros. Al mismo tiempo, este sistema posee uno de los niveles más altos de matrícula bruta en educación superior, superando largamente la cobertura de países como Estados Unidos o Suecia, entre